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07 mayo 2022

Los alimentos ultraprocesados dañan sus huesos y vértebras



La evidencia de un estudio reciente en animales demostró cómo una alimentación ultraprocesada redujo la longitud total del cuerpo y las piernas, debilitó la estructura del hueso trabecular e incrementó el riesgo de sufrir fracturas.

Se descubrieron cambios similares en el hueso trabecular en adultos mayores con osteoporosis. Dado que la formación ósea continúa hasta los 30 a 40 años, existe un riesgo potencial de que los alimentos ultraprocesados podrían incrementar el riesgo de que los adultos mayores sufran fracturas.

Estos mismos alimentos dañan su microbioma intestinal e incrementan su riesgo de infección y muerte prematura.

Los alimentos ultraprocesados, que incluyen papas fritas, pizza, salchichas, cereales y bebidas carbonatadas, también se relacionan con las enfermedades cardiovasculares y muerte.

La evidencia sugiere que consumir alimentos ultraprocesados podría tener un efecto negativo en la fuerza ósea e incrementar el riesgo de sufrir fracturas. La osteoporosis es el término médico que describe una pérdida de densidad ósea y calidad de los huesos a medida que las personas envejecen. Es una afección grave que incrementa el riesgo de fractura ósea, lo que es un gran problema para las personas mayores.

La evidencia sugiere que las personas que tienen una fractura de cadera osteoporótica tienen un mayor riesgo de mortalidad en los próximos años. Los investigadores descubrieron que las variables que incrementan el riesgo de mortalidad incluyen a personas mayores de 75 años, con enfermedad hepática, insuficiencia cardíaca, diabetes y discapacidad auditiva, de leves a moderadas. Estadísticamente, de las personas mayores de 50 años, casi el 50 % de las mujeres y el 25 % de los hombres sufrirán una fractura en algún momento de su vida.

De acuerdo con la Fundación Nacional de Osteoporosis, "para las mujeres, esto equivale al riesgo de contraer cáncer de ovario, mama y de útero combinados". Existen muchos factores que contribuyen al desarrollo de la osteoporosis, como la edad, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol y una mala alimentación. La pérdida ósea es un efecto secundario de algunos medicamentos o puede ser el resultado de la pérdida de hormonas después de la menopausia.

Otros factores de riesgo modificables incluyen la deficiencia de vitamina D y la falta de ejercicio. Consumir una alimentación rica en alimentos ultraprocesados es la definición de una mala alimentación. Un estudio publicado en BMJ Open descubrió que los alimentos ultraprocesados constituían el 57.9 % de todo el consumo de calorías y el 89.7 % de las calorías que provenían del azúcar añadido.

Los alimentos ultraprocesados incrementan el riesgo de obesidad y otras afecciones, incluyendo el cáncer y diabetes; sin embargo, el efecto que tienen los alimentos ultraprocesados en el desarrollo óseo es un descubrimiento relativamente nuevo.

Los alimentos ultraprocesados podrían retardar el crecimiento y debilitar los huesos

En un estudio realizado en 2021 publicado en Bone Research, los científicos investigaron el efecto que tendrían los alimentos ultraprocesados en el desarrollo esquelético con un modelo animal. Hubo dos grupos de estudio, uno que recibió una alimentación similar a la dieta occidental estándar rica en alimentos ultraprocesados y sodas y el otro, una alimentación estándar para ratas.

Los animales recibieron acceso ilimitado a alimentos y bebidas durante seis semanas, durante las cuales los investigadores midieron el peso corporal, la longitud total del cuerpo, el fémur y las vértebras lumbares. Cuando comenzó el ensayo, los animales tenían 3 semanas, lo que representó el período de crecimiento de seis semanas antes de la maduración sexual.

Los resultados demostraron que, en comparación con el grupo de control, el aumento de peso fue menor, y la longitud total del cuerpo y las piernas también fue más corta, en el grupo que consumió alimentos ultraprocesados. Aunque el crecimiento fue subdesarrollado en el grupo experimental, estos animales consumieron más calorías. Esto sugirió a los investigadores que una alimentación ultraprocesada frena el crecimiento, pero no debido a una deficiencia de calorías.

El sistema de clasificación NOVA divide los alimentos en cuatro categorías diferentes y comienza con alimentos sin procesar o mínimamente procesados. Estos son alimentos que por lo general busca en el pasillo exterior del supermercado, como vegetales, frutas, carnes y productos lácteos. Son la base de lo que utilizaría para preparar la comida en casa.

El grupo 2 incluye ingredientes culinarios procesados que utilizaría para condimentar o agregar a alimentos sin procesar. Por ejemplo, este grupo incluye miel, sal y aceites. El grupo 3 incluye alimentos procesados que tienen dos o tres ingredientes que podría utilizar para condimentar o conservar el producto. Por ejemplo, incluye vegetales enlatados, frutos secos salados, embutidos y quesos.

Al final está el grupo 4 que contiene alimentos y bebidas ultraprocesados, que son la mayoría de los alimentos que se encuentran en las tiendas de conveniencia. Por lo general, estos tienen cinco o más ingredientes e incluyen bebidas carbonatadas, helados, papas fritas, cereales para el desayuno, barras energéticas, comidas en polvo o fortificadas y productos listos para comer como pizza, nuggets de pollo, sopas y postres instantáneos.

La exposición en la edad adulta podría incrementar el riesgo de sufrir una fractura

Además, se escanearon las vértebras y los huesos femorales para examinar las propiedades del hueso trabecular y cortical. Descubrieron que los parámetros del hueso trabecular en el grupo experimental eran inferiores en comparación con el grupo de control.

La fracción de volumen óseo disminuyó cuando se midió a las seis semanas y nueve semanas durante la intervención. El número trabecular medio y el grosor del hueso femoral también fueron menores. Además, descubrieron que la separación trabecular fue mayor en el grupo experimental cuando se midió a las seis y nueve semanas durante la intervención.

Este número representa la distancia media entre las trabéculas. Estos hallazgos indicaron un mayor riesgo de sufrir una fractura por un mal desarrollo óseo y resulta interesante que son algunos de los mismos hallazgos en el envejecimiento del hueso. El papel de la atrofia trabecular, como lo indica la reducción del número, el grosor y el incremento de la separación, tiene una relación directa con la fuerza del hueso y la resistencia a la fractura.

En un estudio en el que los investigadores analizaron el hueso trabecular en adultos mayores, llegaron a la conclusión de que era "poco probable que el tratamiento reemplazara las trabéculas que se habían eliminado o restauraría la fuerza biomecánica del esqueleto". En el esqueleto humano, el hueso trabecular está rodeado por una densa capa externa de hueso cortical.

La proporción de los dos varía según la ubicación en el cuerpo. El hueso trabecular tiene una red de varillas y placas que son fundamentales para la resistencia ósea. De hecho, esta arquitectura es más fuerte que una masa igual de hueso sólido.

Aunque el estudio en animales demostró un desarrollo estructural deficiente del hueso trabecular en el fémur y la vértebra durante el crecimiento antes de la madurez sexual, es importante tener en cuenta que la formación del hueso trabecular nuevo continúa hasta que se alcanza un pico de masa ósea entre los 30 y los 40 años en los hombres y mujeres. Esto plantea la cuestión de cómo los alimentos ultraprocesados afectan el riesgo de sufrir osteoporosis en adultos mayores.

Los alimentos ultraprocesados deterioran su microbioma intestinal

La industria comercializa los alimentos ultraprocesados, ya que son muy económicos. Sin embargo, como se describe en The BMJ tras la publicación de dos estudios que encuentran una relación entre los alimentos ultraprocesados y el riesgo de muerte y enfermedades cardiovasculares:

"Productos horneados y bocadillos envasados, bebidas gaseosas, cereales azucarados, alimentos preparadas que contienen aditivos alimenticios, sopas de verduras deshidratadas y productos de carne y pescado reconstituidos, que a menudo contienen altos niveles de azúcar, grasa o sal añadidos, pero carecen de vitaminas y fibra, representan alrededor del 25 al 60 % del consumo diario de energía en muchos países".

Estudios anteriores también han relacionado este grupo de alimentos con un mayor riesgo de síndrome metabólico, obesidad, presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares. Estas son afecciones comórbidas que aumentan su riesgo de complicaciones de COVID-19. La base de estos cambios metabólicos y de salud podría residir en el intestino.

La ciencia demuestra el efecto de la alimentación en su microbioma intestinal y su capacidad para evitar enfermedades.

La diversidad del microbioma intestinal con microorganismos saludables es más capaz de brindar apoyo a su sistema inmunológico. Esto se ha vuelto cada vez más importante según Tim Spector, profesor de epidemiología genética en el King's College de Londres, ya que el COVID-19 se ha extendido por todo el mundo. Spector dice para The Conversation:

"El sistema inmunológico es complejo y muy sensible al mundo que nos rodea, por lo que no es sorprendente que muchos factores afecten su función. Lo que es importante saber es que la mayoría de estos factores no están codificados en nuestros genes, sino que están influenciados por el estilo de vida y el mundo que nos rodea.

Además de generar una respuesta a patógenos infecciosos como el coronavirus, un microbioma intestinal saludable también ayuda a prevenir reacciones inmunológicas muy peligrosas que dañan los pulmones y otros órganos vitales. Estas respuestas inmunológicas excesivas pueden causar insuficiencia respiratoria y llegar hasta la muerte.

Los detalles de las interacciones entre el microbioma intestinal y el sistema inmunológico no se comprenden por completo. Pero parece que existe una relación entre la composición del microbioma y la inflamación, una de las características de la respuesta inmunológica. Las bacterias intestinales producen muchos químicos beneficiosos".

México utiliza una estrategia única para reducir el riesgo de obesidad

Como mencioné antes, las personas con enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave por COVID-19. Y la evidencia indica que una alimentación rica en alimentos precocinados y ultraprocesados contribuye a estas afecciones. A finales de 2020, partes de México adoptaron una postura sin precedentes para proteger a su juventud.

Los legisladores de varios estados impulsaron una legislación que prohibiría la venta de comida chatarra a cualquier persona menor de 18 años. La primera legislatura en aprobar la prohibición fue en Oaxaca, seguida por Tabasco. Magaly López, una legisladora en el Congreso de Oaxaca, comentó sobre la medida a un reportero de NPR: "Sé que puede sonar un poco drástico, pero es momento de tomar medidas. El daño de este tipo de alimentación es aún más visible debido a la pandemia".

Es una paradoja interesante que una enfermedad infecciosa que afecta de manera desproporcionada a las personas con obesidad y enfermedades cardiovasculares sea lo que podría conducir a un mejor reconocimiento y acción contra los alimentos ultraprocesados cuando estas mismas afecciones han contribuido durante la última década a muchas de las 10 principales causas de muerte.

México también instituyó una etiqueta de advertencia alimenticia en los alimentos envasados con alto contenido de azúcar, grasas trans, grasas saturadas y calorías. Las empresas tuvieron hasta el 1 de diciembre de 2020 para agregar esas etiquetas de advertencia y evitar multas.

De acuerdo con Reuters, estas nuevas etiquetas de advertencia y prohibiciones de la comida chatarra se encontraron con una "enorme oposición" en los Estados Unidos y la unión europea. México consume más alimentos procesados que cualquier otro país latinoamericano y es el cuarto consumidor más grande del mundo.

México llevó la ley de etiquetado un paso más allá y dijo que cualquier producto “que contenga cafeína y endulzantes debe incluir etiquetas de advertencia de que no deben ser consumidos por niños, y los productos con etiquetas de advertencia no pueden incluir personajes infantiles, animaciones, dibujos animados o imágenes de celebridades, deportistas o mascotas en sus envases".

Los alimentos ultraprocesados aumentan el riesgo de muerte

En el primero de dos estudios publicados en The BMJ que relacionaron los alimentos ultraprocesados con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte, los investigadores concluyeron que consumir cuatro o más porciones de alimentos ultraprocesados al día se relacionó de forma independiente con un incremento relativo del 62 % en el riesgo de muerte por todas las causas y por cada ración adicional, el riesgo volvió a aumentar en un 18 %.

En el segundo estudio, los datos demostraron que consumir alimentos ultraprocesados incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular, incluso después de ajustar los factores de confusión conocidos y un segundo análisis. La comida chatarra puede destruir su metabolismo y afectar el control del apetito por medio de muchos mecanismos.

Como se detalla en el artículo: "La extraordinaria ciencia detrás de la comida chatarra adictiva", el cuerpo está diseñado para regular de forma natural la cantidad de alimentos que consume y la energía que quema. Sin embargo, los fabricantes descubrieron cómo anular su control intrínseco al diseñar alimentos que son muy gratificantes.

Esto estimula una respuesta tan fuerte en su cerebro que se vuelve muy sencillo comer en exceso. Algunas de las comidas chatarras más adictivas del mercado son las papas fritas, que alcanzan los tres puntos de felicidad: azúcar de la papa (y a veces de azúcar agregada), sal y grasa.

Tal vez no sea una coincidencia que, así como los alimentos ultraprocesados se han convertido en una norma para muchas personas en Estados Unidos, también lo sean las enfermedades crónicas. Los alimentos que consume son un factor clave que determina la salud y la longevidad. Creo que llevar una alimentación que incluya el 90 % de alimentos reales y 10% de alimentos procesados podría marcar una diferencia significativa en su peso y salud en general, incluyendo sus huesos.

Dr. Joseph Mercola

(*) El Dr. Joseph Mercola es autor de varios bestsellers internacionales, entre los que destacan:

·         Sana sin esfuerzo

·         El poder del keto-ayuno

·         Contra el cáncer, entre otros.

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